Cuando se viajaba en tren de Junín a Rosario

Era 1953. Corría dos veces por semana: lunes y jueves. El proyecto, llevado a la realidad, era parte del Plan Quinquenal diseñado por el gobierno del Presidente Juan Domingo Perón.



El lunes 30 de marzo de 1953 se ponía en marcha el servicio de trenes de pasajeros entre Junín y Rosario.

El diario La Verdad del martes 31 destacaba en su tapa el siguiente artículo al respecto:

"De acuerdo con los enunciados sobre transporte del Segundo Plan Quinquenal y en virtud del empalme entre la estaciones Santa Isabel y Rastreador Fournier, quedó inaugurado ayer el nuevo servicio de trenes de pasajeros entre nuestra ciudad y Rosario.

Este servicio se hace con coches motores. Los lunes y jueves a las 6 partirán desde Junín y en el día, a las 16.45 se realizará el regreso.


Con motivo de este primer viaje inaugural del nuevo servicio de pasajeros que tan sentida necesidad llenará en nuestro medio ya que unirá una vasta zona con el litoral argentino, viajaron algunos altos funcionarios del ferrocarril San Martín, así como trece pasajeros.

En el grabado adjunto aparecen los representantes del ferrocarril inspector de tráfico señor Francisco Moldero y sus ayudantes Luis Bonomo y Carlos Alberto Juárez, junto al jefe de la estación local señor Mauro Pisoni, segundo jefe Antonio Di Blasio; Luis Szabo por el departamento de coches motores diesel y Fernando Vázquez, por vías y obras".






EL SEGUNDO PLAN QUINQUENAL

El peronismo fue la más importante experiencia frentista que hubo en el país, con un proyecto nacional y popular claramente determinado y con las herramientas políticas y económicas necesarias para cumplir con su rol histórico.

Este proyecto fue institucionalizado en los primeros diez años de gobierno peronista, a través de los Planes Quinquenales, el primero de 1947-1951 y el segundo iniciado en el año 1953, interrumpido por la contrarrevolución del año 1955.

Una vez en el poder, Perón se dispuso a llevar adelante una transformación radical del país. Consciente de la dependencia a la que estaba atada la Nación, a través de una intricada red económico-jurídica-administrativa, se comprendía la necesidad de transformar esa estructura a los fines de que sirvieran para el bien del país y del pueblo, y no para el bienestar de una pequeña clase de terratenientes y burgueses intermediarios al servicio del imperialismo.

Esa estructura existente, manejada por el imperialismo ya sea directamente a través de los transportes, el comercio exterior y la banca o indirectamente a través de la organización de la Nación mediante una estructura política-judicial que respondía a sus intereses, impedía que los argentinos se desenvolvieran libremente en beneficio propio.

Por ello, desde el principio, el movimiento nacional peronista se percató de la necesidad de acabar con esas estructuras de la dependencia y reorganizar al país en su conjunto según las propias necesidades.

Para ello, el gobierno de Juan Domingo Perón dio forma a su gobierno a través de los planes quinquenales. Con ellos se daban los lineamientos generales de la acción de gobierno que se llevaría a cabo durante los sucesivos años, con proyectos de ley presentados al Congreso a los efectos de poder llevar a delante su plan de realizaciones e inversiones.

De esta manera, con los planes quinquenales se pretendía, a partir de una serie de proyectos de ley a ser sancionados por el Congreso, reorganizar los ministerios, conceder derechos electorales a las mujeres, organizar la sanidad pública, reformar la educación para que sirviera a los fines de la nueva Argentina en construcción; fomentar, descentralizar y diversificar la industria formando nuevas zonas productivas; fortalecer el mercado interno a través del reconocimiento constitucional de los derechos del trabajador; reorganizar el comercio exterior; desarrollar un programa mínimo de inversiones y obras necesario para asegurar un suministro adecuado de materias primas, combustibles, equipos mecánicos y movimiento interno de mercancías; desarrollar racional y armónicamente la industria y la agricultura.

Sin lugar a dudas, el peronismo en el poder pretendía llevar adelante una fenomenal revolución económico-político-social de envergadura desconocida hasta entonces, sacudiéndose el yugo imperial y construyendo una nueva Argentina, más próspera e igualitaria, en libertad, con soberanía y justicia social.

Así, durante esos años surgió el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (Iapi), se nacionalizaron los servicios públicos, los elevadores de granos y usinas eléctricas; se creó la flota mercante y se realizaron infinitas obras portuarias, se reorganizó el transporte, se sancionaron los derechos de los trabajadores dándoles rango constitucional, se reformuló la educación en todos sus niveles (Argentina fue el primer país en tener educación pública preescolar) construyéndose edificios para los colegios Nacionales, Normales, Industriales, Comerciales y complejos universitarios; y se creó la Universidad Obrera (hoy UTN). Se construyeron viviendas, hospitales, obras fluviales, usinas eléctricas, térmicas e hidroeléctricas, caminos, puentes y acueductos. Se relazaron obras de provisión de agua potable y desagües cloacales en todo el territorio nacional, como así también obras de riego, saneamiento rural y adjudicación de tierras agrícolas y pastoriles. Se amplió la explotación petrolera y minera…

El Segundo Plan Quinquenal se basó en impulsar el crecimiento de la industria pesada.

El Segundo Plan Quinquenal de 1952 se llevó a cabo en el segundo mandato del general Juan Domingo Perón (1952-1955). Originalmente su duración se extendía hasta 1957, pero tras la caída del gobierno peronista, el plan fue abortado.

Durante este período, Perón hizo hincapié principalmente en fomentar las inversiones de capitales extranjeros en la industria y los sectores energéticos. Las principales medidas fueron

Aumento de las inversiones extranjeras

Intento de crecimiento en el sector de la industria pesada.

Transferencia de la mayor parte de los subsidios y los créditos industriales al sector agrícola.
Restricción parcial del consumo de la población

El I.A.P.I. (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio) compraba las cosechas a un precio mayor que el internacional y subsidiaba al campo además de comprarle sus productos para exportarlos.



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