Murió Jorge Kassis, sirio de orígen, juninense por adopción

Tradicional joyero de la ciudad, donde echó sus raíces, hace casi treinta años había llegado a este suelo. Tenía 92 años. Su historia.




Este lunes 25 de septiembre falleció en nuestra ciudad Jorge Kassis, quien nació en Yabrud, una ciudad siria de unos 40 mil habitantes, ubicada cerca del límite con El Líbano. Llegado a Junín hace tres décadas era pare de Miguel, Muafak, Mare y Antuanet y abuelo de George, Nabil, Naima, Samia, Maiada, Samer, Rami, Laura, Amal y Shadi.

Kassis, a pesar de residir durante treinta años en nuestra ciudad, joyero de profesión, no dejó atrás ninguna de las tradiciones de su tierra. Hijo de un albañil, si bien en un tiempo ayudó a su padre como peón, cuando tenía unos 20 años se inició en el oficio de joyero con la persona que después fue su suegro. Aprendió a hacer pulseras, anillos, gargantillas, aros, de todo, trabajado en oro y otros metales, con piedras. Así fue como puso una joyería importante en su pueblo.

Después de algunos años, aún cuando en su negocio las cosas iban bien, se fue a trabajar en joyería a Kuwait, ya que la zona del Golfo crecía en base al desarrollo petrolero, y Kassis creyó que era una buena oportunidad para hacer una diferencia económica. Desde allí, enviaba dinero a su familia, que había quedado en Siria. Regresó a principios de los 60 y abrió en Yabrud una joyería más grande de la que había dejado.

Cuando su hijo mayor, Miguel, terminó el secundario, quiso seguir la carrera de médico, pero no podía hacerla en Siria. A través de un pariente que tenía en Córdoba, Jorge lo envió a nuestro país para que pueda seguir su vocación.

Miguel estudió, se recibió de médico y se fue a Buenos Aires, donde desarrolló su especialidad: la otorrinolaringología. Durante todo ese tiempo, Jorge mandaba plata todos los meses para mantener a su hijo en Argentina. Trabajó un tiempo en Buenos Aires, aunque en realidad, nunca le gustó la gran ciudad. Por tal motivo, su amigo y colega Juan Carlos Elías lo invitó a conocer Junín, para ver si le podría gustar trabajar aquí.

Jorge vino por primera vez a Argentina en 1980, para visitar a su hijo. Fue entonces cuando acompañó a Miguel a Junín, para conocer la ciudad y analizar la propuesta hecha por Elías. A ambos le gustó mucho la ciudad, y el médico decidió instalarse. Dos meses más tarde, Jorge regresó a Siria. Gracias a que le iba muy bien en la joyería, pudo mandarle el dinero a su hijo para que se comprara una vivienda.

En el año 1988 vinieron otros integrantes de la familia Kassis. “Decidimos venirnos por la tranquilidad que hay en la Argentina porque nuestro pueblo es muy lindo, pero en Siria hay guerras constantemente, y queríamos vivir de otra manera”, contó Jorge Kassis al diario Democracia en un reportaje publicado en 2015.

El otro hijo de Jorge, Muafak, luego de aprender él también el oficio de relojero y pasar tres años en el ejército, había venido a Junín a visitar a su hermano y también le gustó esta ciudad. “Además –contó Jorge en este reportaje publicado hace dos años–, nos gustó mucho el contacto con la gente de este lugar. Acá hay otro amor, otro cariño, y no nos sentimos extranjeros. Fuimos muy bien recibidos”.

En Junín, Miguel sigue ejerciendo la medicina, su hermana Mary tiene un kiosco, y Maufak puso una joyería, primero sobre la calle Saavedra y luego en el local que actualmente ocupan, en Sáenz Peña. Y la otra hija de Jorge, Antwanette, vive en Buenos Aires.

Cuando llegó a Argentina, Jorge estaba jubilado y había vendido su joyería en Yabrud. No obstante, desde el primer día y hasta hoy, colabora en el negocio de su hijo. “Lo hace porque él quiere, porque le gusta y necesita hacer cosas”, señala Muafak.

SIRIA Y JUNIN

Jorge evoca su terruño y dice que Siria “es buena, buena, buena, el problema es que hay guerra”.
Desde que se instaló en Junín hizo viajes periódicos a su país, pero desde que comenzó la guerra civil, hace pocos años, ya no regresó. Esta situación, por supuesto, lo mantiene muy  preocupado. “Estoy triste, apenado, porque allá están mis hermanas”, se lamenta.

Con todo, Kassis trata de mantener todas las costumbres y tradiciones de su tierra: hace tortas de trigo, empanadas, hojas de parra, berenjenas rellenas, pasteles especiales, el café turco y todo lo que lo mantiene unido a sus raíces.

“El origen no se olvida nunca –dice–, yo lo quiero para siempre, recuerdo mi pueblo y mi gente. Estoy contento con la decisión de haberme venido acá, aunque pienso en mi país. Cuando termine la guerra voy a ir a Siria porque quiero volver a ver a mis hermanas, a mis sobrinos, a mis amigos”.

Sus restos fueron inhumados ayer en el cementerio Parque Rosedal previo responso en la iglesia del Asilo de Ancianos.















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