Miguel Máximo Gil: El asesinato político del concejal chacabuquense que conmovió a la región


Fue secuestrado y asesinado por miembros de la Triple A en abril de 1975 y su cadáver fue encontrado en el arroyo Lamela, entre Carmen de Areco y Chacabuco. Que decía el diario La Verdad en su edición de la época, un año después del homicidio cuando fueron detenidos por la policía los involucrados en el crimen. La Operación Chacabuco.




Miguel Máximo Gil, fue asesinado el 27 de abril de 1975 -fecha instituida en Chacabuco como Día del concejal, en su homenaje- a los 70 años de edad, era el presidente del Concejo Deliberante de Chacabuco. Fue secuestrado y asesinado por la Triple A. Juan Domingo López, un funcionario público, fue procesado y condenado por su asesinato - y luego indultado por Menem.

Miguel Máximo Gil fue concejal, provenía del sindicalismo, y no era un hombre de títulos ni de cargos. Había sido electo concejal en las elecciones de 1973 por el Frente Justicialista de Liberación, partido espontáneo con el que el peronismo pudo volver a participar en elecciones luego de 18 años de proscripción. Tras su asunción, se convirtió en presidente del Concejo Deliberante de Chacabuco.

El miércoles 21 de 1976, un año después casi del homicidio, el diario La Verdad de Junín publicaba: "Esclareció la policía el asesinato del ex presidente del Concejo Deliberante de Chacabuco don Miguel Máximo Gil. Están detenido varios de los que intervinieron en el hecho".

El artículo del diario La Verdad decía el 21 de abril de 1976: "En la comisaría de la vecina ciudad de Chacabuco se convocó ayer as una conferencia de prensa durante la cual, el titular de la repartición, comisario Carlos Soriano, dio cuenta de los detalles del esclarecimiento del asesinato del ex presidente del Concejo Deliberante de la ciudad, don Miguel Máximo Gil. suceso que en la oportunidad provocó unánime condenación, sentimiento que se ha renovado al conocerse la nómina de los responsables del crimen.

El hecho ocurrió el día 27 del mes de abril del año pasado cuando un grupo de personas llegó hasta el domicilio del señor Gil, de 65 años, y al ser atendidos por el nombrado, por medios violentos lo sacaron de la casa y lo llevaron en un automóvil con destino desconocido.

Poco después le daban muerte y su cadáver apareció al día siguiente en las cercanías del arroyo Lamela, en el camino entre Carmen de Areco y Chacabuco.

La víctima, que era español de nacimiento, había tenido y una larga y eficaz actuación en entidades de bien público en la ciudad de Chacabuco, así como en el ámbito gremial. Ocupaba la presidencia del Concejo Deliberante y -aunque nada se dilucidó en el momento- el crimen fue atribuido a razones de índole política, ya que había dos facciones del oficialismo enfrentadas. Todo ello parece haber tenido confirmación, dado los nombres de las personas involucradas en el asesinato.

Los autores materiales del asesinato fueron Luis Oscar Maos, Sergio Mario Ibañez, ambos conocidos de Gil y Vicente Tegrotola, este último contratado para el asesinato, que fue ordenado por Juan Domingo López (M de la R.: fue procesado y condenado pero años más tarde fue indultado durante el Gobierno de Carlos Saúl Menem).

Como instigadores y en consecuencia autores morales del hecho actuaron la señora María Elena Nin Sarachaga, ex secretaria de Bienestar Social de la comuna de Chacabuco y Luis Sffair, quien se desempeñaba como secretario del bloque de senadores del Frejuli de la provincia de Buenos Aires. Ambos son vecinos de Chacabuco, no así los anteriormente nombrados.

Menos Sffair que se halla prófugo todos los nombrados se encuentran detenidos en la comisaría de Mar del Plata. También se hallan alojados, ignorándose la intervención que hayan tenido en el hecho Pedro pablo Marques y Guillermo Catacata, este último hasta ayer secretario de Obras Públicas de la comuna y el anterior empleado de la repartición. Se anticipó que podrían haber más detenciones con relación al sonado suceso"

Este terrible crimen que podría decirse que a casi medio siglo de cometido ha quedado sin castigo debido al indulto firmado por el vicepresidente Eduardo Duhalde en ejercicio de la presidencia, en 1990, conmovió y marcó posteriormente a Chacabuco, la ciudad de la región donde se sintió con gran fuerza el aparato criminal de la Triple A y constituyó una especie de "experimento" del terrorismo de Estado que se iba a sentir con más fuerza en todo el país a partir del golpe cívico-militar de 1976.

Así está debidamente detallado y documentado en el trabajo "Una historia para narrar, terrorismo de Estado en Chacabuco) (VER HACIENDO CLIK ACA PARA ACCEDER) de García Riopedre y María Soledad, presentado en las XIV Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras. Universidad Nacional.

OPERACION CHACABUCO

Juan José Chazarreta (foto de la derecha), autor del libro “Operación Chacabuco. Peronismo ortodoxo, dictadura, indultos” dijo al diario La Posta de Chacabuco en una nota publicada el 19 de marzo de 2016 que "la muerte de Máximo Gil es un caso emblemático y es el comienzo del terrorismo de Estado en Chacabuco, según lo que yo planteo en el libro. Lo que eso demuestra es que el 24 de marzo de 1976 empieza el golpe cívico militar y Máximo Gil fue una víctima del terrorismo un año antes, el 27 abril del 75".

"Eso -agregó Chazarreta- es muy importante para Chacabuco porque siempre se trató el caso de Máximo Gil como un caso ajeno a la historia de Chacabuco, es decir “vino un grupo de afuera de la CNU, que era una célula apegada a la Triple A y lo mató”. En verdad cuando empezamos a investigar nos damos cuenta que hubo un entramado de complicidades para que eso sucediera. Por eso estaba la intención de decir que en verdad no fue un problema de Chacabuco, sino que vino alguien de afuera y lo mató, bueno eso fue una construcción colectiva errónea pero con la intención de sacar las complicidades políticas de ese momento de Chacabuco. Pero además fue un hecho muy importante por lo que cuenta la gente que lo conoció era una persona muy querida era molinero del sindicato, y era querida tanto por la gente de su partido, que era peronista, como de la oposición, entonces mataron a una persona de gran importancia para la vida social de Chacabuco. Y después el libro por eso tiene la palabra indulto, porque la misma persona que estaba compenetrada con los asesinos de Gil después es la misma persona que indulta el vicepresidente de la Nación Duhalde que fue el mismo que indulta a los instigadores que vivían, y vive no acá en Chacabuco pero vive Luis Sffaeir y Maria Elena Nin Sarachaga"

"Entonces la historia de alguna manera no cierra, pero de alguna manera tiene un desenlace, un coletazo en la democracia. A partir de ahí de ese problema, de la interna peronista, porque es de la interna peronista que se desencadenan otros hechos que el libro cuenta ya en dictadura, pero eso fue el inicio del terrorismo de estado en Chacabuco", señaló. (VER MAS DE LA ENTREVISTA EN ESTE LINK)


VER MAS: MIGUEL MAXIMO GIL, NUESTRA PROPIA HISTORIA, POR JUAN JOSE CHAZARRETA

LA FIGURA DE MIGUEL MAXIMO GIL

En la foto, de La Posta de chacabuco, el entonces intendente luego depuesto Osmar Granados junto a Miguel Gil el día de la asunción.
(Artículo publicado en La Posta de Chacabuco
Dictadura y violencia institucional

18 años de proscripción y de gobiernos de facto. La excepción de Illia y Frondizi son honrosas, es cierto, pero fueron democracias condicionadas, tuteladas por un aparato militar siempre amenazante que a la más mínima maniobra de los presidentes serían depuestos. Así fue en ambas ocasiones.

Pero allí no acaba. El peronismo era el movimiento que más ampliamente representaba las expectativas del pueblo trabajador, al que se le sumaba el de los estudiantes, algunos empresarios importantes y una sólida organización política de los sindicatos y agrupaciones que luchaban por el retorno de Perón desde 1955.

Ese regreso sólo sería posible una vez ganadas las elecciones que convirtieron a Héctor “El Tío” Cámpora en presidente de los argentinos: el gobierno de facto que entregaba el poder había convenido que la única forma que se realizaran elecciones era que Perón no participe de las mismas. Así fue. Cámpora fue candidato y luego presidente por un histórico caudal de votos.

En Chacabuco, el candidato del FreJuLi a intendente fue el rawseño Osmar Granados, que representó también el resurgir de un peronismo popular en nuestra ciudad. Los peronistas de aquella época recuerdan sus prácticas políticas: a toda hora atendiendo a la gente. Las elecciones se celebraron el 11 de marzo, el principal candidato que enfrentó al FreJuLi en Chacabuco fue Antonio Ponce de León, por la UCR, y también de Rawson.

Granados y Ponce de León protagonizaron una reñida elección: 10.791 para el Frente Justicialista de Liberación, y 9.154 para la UCR. Fueron electos concejales:

FREJULI: LANZAVECCHIA, Mateo Reynaldo; MINGUILLA, Juan Francisco; CHARI, Jorge Ernesto; MUHAPE, Elio Rubén; GIL, Miguel Máximo; PETTINAROLI, Rubén Pascual; FLORES, Arnoldo y MUHAPE Segundo Silvano.
UNION CIVICA RADICAL: CASSINO, Eduardo José; ABELEYRA, Jorge Rubén;
SERVINO, Mirta Haydée; CISNEROS, Eduardo Manuel; GALINELLI DE URCELAY, Estefanía; RODRIGO, Osvaldo; DATRI, Aldo Antonio.
PARTIDO INTRANSIGENTE: CANTONI, Federico Angel.

Pero entre los concejales suplentes que confirma la Junta Electoral de la Provincia de Buenos Aires, figura quien tendría dos años después un marcado protagonismo en el asesinato del presidente del Concejo Deliberante: María Elena Nin Sarachaga, quien junto a su esposo Luis Sffaeir promovieron la radicalización de un grupo de concejales para tensionar el conflicto ideológico (y luego armado) ya existente dentro del peronismo.

Pero esta ala reaccionara, ultraconservadora, militarista del peronismo, comenzó a tomar mayor virulencia cuando Perón tomó su tercer mandato. Ante la proscripción del peronismo, las continuas dictaduras militares, los crímenes cometidos por el estado, las encarcelaciones injustificadas y un sinnúmero de atrocidades cometidas por las dictaduras militares antes del triunfo de Cámpora, la tendencia revolucionaria del peronismo (principalmente Montoneros) comenzó a postular la opción armada como una forma legítima ante la falta de elecciones y de libertades de prensa, individuales y sociales, de desplazar del poder a los militares encabezados por Lanusse y los grupos concentrados de la economía del poder. El clima internacional acompañaba: abundaban revoluciones, movimientos de liberación y nuevas doctrinas que llegaron hasta la propia iglesia bajo los papados de Juan XXIII y Paulo VI.

Pero el poder de turno también encontró aliados entre la derecha peronista, que quería un gobierno de ese partido sin que se alterara el orden económico y social. Ellos también tomaron la opción de las armas pero de una manera diferente. Se aliaron a grandes poderes económicos, utilizaron el puñado de sindicatos que controlaban como una herramienta de presión, y establecieron sólidos vínculos con los aparatos represivos.

La masacre de Ezeiza fue protagonizada por estos grupos de ultraderecha, de cuyos miembros el más ilustre fue José López Rega, un hombre que tuvo una importancia mayúscula para un cuerpo debilitado como el de Perón. Apodado “brujo”, López Rega prodigaba cuidados corporales de todo tipo al general envejecido, por lo que es comprensible la confianza con la que Perón lo coronó. De allí pasó a ser su secretario, y desde allí a manejar junto a Isabel, la tercer esposa del expresidente, asuntos de suma importancia para el movimiento peronista.

Este enfrentamiento tornó inmanejable el gobierno para Cámpora. Baste un ejemplo: en las cárceles abundaban los presos por razones políticas, al ganar Cámpora las organizaciones de la izquierda peronista coparon las cárceles y realizaron masivas manifestaciones para la liberación de los presos. Cámpora no tenía posibilidades de negociar, concedió un indulto.

Aparatos paraestatales

Como se ve, las organizaciones de la derecha peronista se pensaron a sí mismas como aparatos paraestatales, como una policía clandestina, que mantuvo fuertes vínculos con la inteligencia, y ya sea antes o después del retorno de Perón, asociados al Estado para asesinar a líderes estratégicos de lo que consideraban “infiltración marxista”: sindicalistas, docentes universitarios, dirigentes de la izquierda peronista, escritores, estudiantes, diputados o quien consideraran aplicaba.

Cuando Perón tomó el gobierno, luego de ganar las elecciones de 1974 que había convocado Cámpora, puso en su gabinete como ministro de Bienestar Social a López Rega, y a su esposa Isabel (quién de más confianza) como vicepresidenta.

En ese extenso, complejo e intrincado contexto se produce el asesinato del presidente del Honorable Concejo Deliberante de Chacabuco, Miguel Máximo Gil.

¿Por qué Gil?

Esta pregunta está repleta de conveniencias. Conveniencias políticas. Nunca, ninguna figura política en Chacabuco ha sido tan debatida y recordada como la de Miguel Máximo Gil. ¿Qué honor es ese?

Pero la figura de Gil ha sido distorsionada, malograda, puntualmente porque Gil ha muerto. Lo asesinaron a balazos, por la espalda, luego de secuestrarlo en su domicilio.

En el año 1998, a través de la ordenanza 2004, se instauró en Chacabuco, a modo de homenaje al dirigente justicialista asesinado, el Día del Concejal el 27 de abril.


















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