Monseñor Domingo Cancelleri: una incansable voluntad de hacer


Docente, publicista y amante de la fotografía, poseía una sólida formación intelectual.   En los orígenes de la Diócesis de 9 de Julio tuvo un destacado desempeño.  Por su dedicación al periodismo recibió el Premio «Santa Clara de Asís». Falleció en 1986. Fue 22 años párroco de la Iglesia Matriz San Ignacio de Loyola. Sus restos fueron sepultados en su ciudad natal, 9 de Julio.




Nota publicada en 1962 el día de asunción de Mons. Cancelleri en Junín
El sábado 30 de junio de 1962 asume como párroco de la Iglesia Matriz San Ignacio de Loyola, el entonces presbítero Domingo Cancelleri y fue puesto en funciones por el obispo de Mercedes, monseñor Anunciado Serafini.

El sacerdote había nacido en la localidad de French, provincia de Buenos Aires, el 4 de julio de 1917, ingresando al seminario "San José" de La Plata, el 15 de marzo de 1929 y fue ordenado sacerdote de manos de monseñor Serafini en la Basilíca de Luján el 20 de diciembre de 1941.

Antes de llegar a Junín, el padre Cancelleri fue prefecto y profesor del Seminario Pío XII de Mercedes, desde el año 1942. En 1952 fue designado rector del mismo Seminario hasta el 2 de julio de 1957. Al crearse el Obispado de Nueve de Julio, fue designado Vicario General y posteriormente estuvo a cargo interinamente de la jurisdicción eclesiástica hasta la designación de monseñor Antonio Quarracino -quien luego sería cardenal primado de la Argentina y Arzobispo de Buenos Aires-, el 12 de mayo de 1962.

Domingo Cancelleri quien luego sería designado Protonatario Apostólico de Su Santidad, desarrolló en nuestra ciudad una vasta actividad apostólica pero también en la docencia y en los medios de comunicación, además de ocupar tareas a nivel del entonces Obispado de Mercedes.

Veintidos años permaneció en nuestra ciudad, entre junio de 1962 y junio de 1984, lapso en el cual cumplió tareas como asesoramiento de las instituciones parroquiales, construcción de la Casa de Retiro Villa San Ignacio, obra en la que volcó gran parte de sus inquietudes, en la terminación del templo de la iglesia Nuestra Señora de Fátima y otras capillas. En todas ellas expuso su capacidad y voluntad de hacer.

En ese tiempo recibió el título de Protonatario Apostólico de Su Santidad; en 1963 fue consultor diocesano de Mercedes en varios períodos; delegado del clero zonal ante el Consejo Presbiterial; párroco consultor; profesor y vice-rector del Instituto Superior del Profesorado Junín; director del diario LA VERDAD; director propietario de LT 20 Radio Junín; delegado diocesano ante la comisión episcopal de medios de comunicación social.

También en ese lapso recibió el Premio Santa Clara de Asís, distinción que le fue acordada por sus artículos en el diario LA VERDAD a propuesta de la Liga de Madres de Familia.
Entre las instituciones parroquiales que asesoró con particular dedicación se cuentan el Movimiento de Encuentros Matrimoniales, Cáritas, el Movimiento de Cursillo de Cristiandad, entre otras.

Misa de cuerpo presente en 9 de Julio.
Durante su permanencia en nuestra ciudad había establecido numerosos vínculos amicales que mantuvo aún cuando fue destinado como ´párroco de la catedral de Avellaneda respondiendo a una propuesta de su amigo el también fallecido y por entonces obispo de Avellaneda, monseñor Antonio Quarracino.

LA VERDAD refleja en la crónica de su fallecimiento, el miércoles 3 de septiembre de 1986: "De espíritu abierto y trato campechano, monseñor Cancelleri tenía una personalidad atractiva. Amigo de la tertulia, era apasionado por los viajes que realizaba como una forma de vinculación entre las personas y las instituciones, para intercambiar experiencias, iniciativas y dar un sentido más amplio a los esfuerzos particulares y locales".

Los restos de monseñor Cancelleri fueron sepultados en su ciudad natal, 9 de Julio, tras haber sido trasladados desde Avellaneda. La ceremonia fue presidida por el entonces obispo de esa diócesis, monseñor Alejo Guilligan, acompañado por el titular de la diócesis de Avellaneda, monseñor Rubén Di Monte -quien luego sucedería a monseñor Ogñenovich en Mercedes-Luján- y treinta sacerdotes. Todos ellos concelebraron una misa de cuerpo presente.

Monseñor Guilligan, en breves conceptos, delineó la personalidad del extinto, poniendo de manifiesto su profunda fe y su honda convicción en el ministerio pastoral. Asimismo el prelado destacó su labor como asesor de las instituciones laicas que trabajan para la defensa de la familia, a quien -señaló Guilligan- monseñor Cancelleri defendió fervorosamente dándole primacía en su tarea pastoral.

Un importante grupo de juninenses se hizo presente tanto en la catedral como en el cementerio para asistir a sus exequias. En ese momento era párroco de San Ignacio, el presbítero Dante Iorio.

El periodista Miguel Angel Chiarantano, en representación de LA VERDAD y LT 20 Radio Junín, despidió los restos del sacerdote a quien calificó como "emprendedor" y de "mesurada palabra" lo que puso de manifiesto en el período que ejerció la dirección de ambos medios periodísticos locales, lapso en el cual  "dio muestras de su intención de prodigarse en una labor humanitaria y formativa" a través de ambos órganos de expresión.

LA ALEGRIA DEL BUEN PASTOR

(Fuente Diario El 9 de Julio)

– Nacido en el Partido de 9 de Julio, gran parte de su familia reside en esta ciudad, donde también viven algunos de sus hermanos.

– Su infancia transcurrió en el establecimiento rural de sus padres, donde cursó sus primeros estudios con maestros particulares.

– Abrazo con entrega la vocación religiosa, cursando sus estudios en el Seminario de La Plata.

– Docente, publicista y amante de la fotografía, poseía una sólida formación intelectual.

– En los orígenes de la Diócesis de 9 de Julio tuvo un destacado desempeño.

– Por su dedicación al periodismo recibió el Premio «Santa Clara de Asís».

La alegría del sacerdote, supo decir el Papa Francisco, es un bien precioso no sólo para él sino también para todo el pueblo fiel de Dios: ese pueblo fiel del cual es llamado el sacerdote. Esas palabras parecen corresponderse, encajar perfectamente, con la trayectoria vital de quien hoy ocupa esta sección, dedicada a recoger historias de vida. Monseñor Domingo Cancelleri, precisamente, supo vivir un sacerdocio inspirado en la alegría del servicio a Cristo y a sus hermanos.

Esa misma alegría de su alma la supo trasmitir con esperanza a, por lo menos, dos generaciones de fieles, en los diferentes lugares donde le cupo desempeñarse como sacerdote.

Aunque su nacimiento fue registrado en la localidad de French, el mismo había ocurrido en el establecimiento rural «La Francisca», ubicado entre el paraje «El Chajá» y 12 de Octubre, el 28 de julio de 1918. Era el séptimo hijo de Francisco Cancelleri y Francisca Guaragna, ambos inmigrantes italianos, quienes habían conformado una numerosa familia de quince hijos: Cosme, Carmelo («Ñato»), María, Rosa, Francisco, Carmela, Domingo, Teresa, Carolina, Blas Andrés, Francisco Hipólito («Lito»), Antonia («Tona»), Juan Guillermo, Susana Gladys y Rosa Lidia.

Su infancia transcurrió en el campo. Allí también cursó los primeros estudios, con la tutela de un maestro particular, que su padre contrataba para que les dictase clases a sus hijos en estancia. Posteriormente, Domingo rendían sus exámenes en una escuela de la ciudad.
Siendo pequeño aún sintió el llamado vocacional por abrazar el sacerdocio. Fue de la primera camada de niños, cuya vocación fue acompañada por el entonces cura párroco de Santo Domingo de Guzmán en 9 de Julio, el padre Domingo Guida.

Ingresó al Seminario «San José», en la ciudad de La Plata, el 15 de marzo de 1929. Allí, aprendió a vivir y a amar el misterio de la Iglesia.

Cabe destacar que, entonces, la parroquia de 9 de Julio pertenecía a la jurisdicción eclesiástica de la Diócesis de La Plata. Ya se encontraba Domingo en el Seminario cuando, el 20 de abril de 1934, con la bula “Nobilis Argentinae nationis”, de Pío XI, fue creada la diócesis de Mercedes, en la que tuvo un destacadísimo protagonismo.

En aquella casa de estudios recibió notable influjo formativo de los grandes profesores de su tiempo.

Domingo Cancelleri fue ordenado Presbítero, en la Basílica de Nuestra Señora de Luján, el 20 de diciembre de 1941, por el obispo de la diócesis de Mercedes, monseñor Anunciado Serafini.

EN EL SEMINARIO «PIO XII»

Casi inmediatamente después de su ordenación sacerdotal, monseñor Serafini, requirió los servicios del padre Cancelleri para el recientemente creado Seminario Conciliar «Pío XII» de la diócesis de Mercedes. En efecto, hacia 1942 integró el primer cuerpo de profesores del mismo, desempeñando también el cargo de perfecto de estudios.

Entre 1952 y 1957, por encargo de su obispo, ocupó el cargo de rector del Seminario, precisamente coincidiendo con una época de florecimiento vocacional.

EN LA DIOCESIS DE 9 DE JULIO

El 11 de febrero de 1957, el Papa Pío XII emitió la Bula “Quandoquidem adoranda”, creando la Diócesis de Santo Domingo de Nueve de Julio. En marzo del mismo año, el Papa preconizó obispo de la nueva Diócesis a monseñor Agustín Adolfo Herrera. Con él también asumió el cargo de vicario general y provisor del Obispado de 9 de Julio monseñor Cancelleri.

En efecto, quien nos ocupa, desarrolló una sustancial tarea en la organización de la Curia y de la Diócesis, colaborando eficazmente con monseñor Herrera. Lo hizo también como miembro del Colegio de Consultores, Examinador Prosinodal, Juez eclesiástico, como director diocesano de la Obra de la Vocaciones Sacerdotales y como encargado diocesano de la Asociación Eclesiástica de San Pedro, la mutual del clero.

Cancelleri, no dejó de pertenecer a la Diócesis de Mercedes, residiendo en 9 de Julio con permiso especial de su obispo, monseñor Serafini.

Fue preponderante la tarea desarrollada por monseñor Domingo Cancelleri, al frente de la Obra de la Vocaciones Sacerdotales (O.V.S.), en la recientemente creada Diócesis de 9 de Julio, cuya dirección se le confió en octubre de 1957
.
Monseñor Cancelleri tenía una comunicación muy fluida con el clero y una llegada muy paternal para con los sacerdotes jóvenes, quienes valoraron su cercanía y amistad. 

Monseñor Herrera le confió la formación del clero, por medio de la organización de las Conferencias de Moral, Derecho y Liturgia, las cuales debía estar acompañadas por un tiempo de retiro espiritual.

En los años en que, monseñor Cancelleri, residió en 9 de Julio fue, asimismo, capellán del Colegio «Jesús Sacramentado». En este Instituto también fue profesor, dictando clases de religión y filosofía.

VICARIO CAPITULAR EN 9 DE JULIO

A mediados de 1961, monseñor Agustín Herrera, fue nombrado obispo de la Sede titular de Tanais; designándosele coadjutor de la Diócesis de Jujuy. En consecuencia, el 30 de septiembre de ese año, monseñor Herrera convocó al Colegio de Consultores Diocesanos para hacer entrega de la Diócesis y elegir el Vicario Capitular. En esa oportunidad, monseñor Cancelleri resultó elegido para ocupar ese puesto, efectuando en el mismo acto la profesión de fe.

Monseñor Cancelleri administró la Diócesis, como Vicario Capitular, hasta mayo de 1962 y que asumió el segundo Obispo de 9 de Julio, su entrañable amigo, monseñor Antonio Quarraccino.

CURA PARROCO EN JUNIN

El sábado 30 de junio de 1962, Domingo Cancelleri asumió como párroco de la Iglesia Matriz «San Ignacio de Loyola», de la ciudad de Junín. En esa ocasión, fue puesto en funciones por el obispo de Mercedes, monseñor Anunciado Serafini.

Desde entonces, y durante poco dos décadas, desarrolló una noble tarea, de párroco y pastor, con un gran celo apostólico. Se propuso y logró concretar obras muy importantes que aún pueden apreciarse en esa ciudad, tales como la construcción de la Casa de Retiro «Villa San Ignacio», y la conclusión de las obras del templo de la iglesia «Nuestra Señora de Fátima» (cuya piedra fundamental había sido bendecida en 1963), entre otras.

Entre 1962 y 1984 integró, en varios períodos, en Colegio de Consultores de la Diócesis de Mercedes, el Consejo Presbiterial y el cuerpo de Párrocos Consultores. Con notable dedicación llevó a los fieles de su parroquia las enseñanzas del Concilio Vaticano II y, en el mismo sentido, impulsó notablemente la tarea de las diferentes instituciones parroquiales.
En su nuevo destino siguió demostrando su vocación hacia docentes. En este sentido se desempeñó como profesor y vice-rector del Instituto Superior del Profesorado Junín, fundado el 5 de abril de 1961. Por esos años también fue desincorporado a la familia pontificia, con el título de Protonotario Apostólico de Su Santidad.

DIRECTOR DEL PERIODICO «LA VERDAD».

Monseñor Domingo Cancelleri manifestó, desde plena juventud, un especial interés hacia el periodismo. Mientras permaneció en Junín le cupo desempeñar la director del diario «La Verdad», como así también de LT 20 Radio Junín.

Delegado diocesano ante la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social, por su trayectoria en el periodismo mereció el Premio «Santa Clara de Asís». La Liga de Madres de Familia dedica, este galardón, desde 1966 a quienes “han aportado a los medios de comunicación una labor positiva, respetando los valores inmutables, y ayudando a promover la educación, la cultura y una sana recreación”.

EN AVELLANEDA

En 1984, su amigo monseñor Antonio Quarraccino, a la sazón obispo de la Diócesis de Avellaneda, lo llamó para ejercer el ministerio sacerdotal en su territorio episcopal, designando lo cura párroco de la Catedral. Tomó posesión efectiva el 9 de junio de ese año.

En 1986, monseñor Quarraccino fue promovido como arzobispo de La Plata, asumiendo como obispo de Avellaneda, monseñor Rubén Di Monte. El nuevo obispo era un antiguo amigo de monseñor Cancelleri y, a partir de entonces, lo confirmó en el cargo.

PALABRAS FINALES

Siendo párroco de la Catedral de Avellaneda, monseñor Cancelleri falleció el 2 de setiembre de 1986. Sus restos fueron sepultados en su ciudad natal, 9 de Julio.

Una crónica publicada en el diario «La Verdad» de Junín, el miércoles 3 de septiembre de 1986, con ocasión de su fallecimiento, define con palabras justas los rasgos más significativos de su personalidad: «De espíritu abierto y trato campechano, monseñor Cancelleri, el Padre «Mingo», como acostumbraban llamarlo sus fieles, de manera afectuosa, tenía una personalidad atractiva. Amigo de la tertulia, era apasionado por los viajes que realizaba como una forma de vinculación entre las personas y las instituciones, para intercambiar experiencias, iniciativas y dar un sentido más amplio a los esfuerzos particulares y locales».















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